Psic. Erika de Urquijo @CrianzaenConsciencia
Todos estamos angustiados: Este es un momento álgido en la relación de los papás y su bebé. Usualmente los padres se ven bombardeados de comentarios tales como “tiene mamitis”, “ya lo mal acostumbraste”, “mejor déjalo llorar”. Y entre el conflicto interno de cómo atender a estos comentarios algunas veces bien intencionados y la duda que se cuela en los padres por empezar a cuestionarse si estarán haciendo algo incorrecto, el bebé no es entonces el único experimentando angustia. La madre, el padre y el bebé están todos en el mismo barco. ¿Cuándo sucede? Alrededor de los 8 meses de edad, los bebés atraviesan por una etapa de su desarrollo muy importante en donde experimenta lo que llamamos “angustia de separación”. Empezaré por detenerme en el momento del suceso; cada ser humano es único, y dentro de ello cada quién tenemos un camino completamente distinto, así que si tu bebé ya tiene 8 meses y aún no está en esa etapa es normal o si empezó un tanto antes o un tanto después sigue siendo normal. Recordemos que en temas del desarrollo humano se trata solamente de parámetros que deben contemplarse desde un ángulo flexible. ¿Qué está pasando? Durante esta etapa, el bebé empieza a reconocer su imagen ante el espejo, se descubre como una entidad completa y no sólo sus partes; pasó de la etapa en que investigó sólo sus manos y ahora el espejo le devuelve cómo cada parte de su cuerpo forma un todo. Esto lleva al bebé a que también identifique mucho más claramente a las demás personas y saber que con quien se encuentra en total seguridad es con mamá y papá y acaso algún otro cuidador primario. Así que a partir de entonces el bebé buscará estar, de manera muy natural, todo el tiempo con esas personas en particular y con nadie más y si agregamos que en ese momento del desarrollo el bebé no tiene claridad entre la diferencia de que mamá esté en la habitación de al lado o en París, el bebé lo que buscará será estar en los brazos de mamá sin más. Cuidado con los “trucos”: Aunque muchas personas intuyen esta etapa como un proceso regresivo, no lo es. Muy por el contrario, es parte de la evolución. Acompañar a nuestros bebés es sumamente importante. Cuando a los papás les angustia demasiado el que su bebé llore si ellos se marchan, a veces optan por “estrategias” que resultan contraproducentes como – el acto de desaparición. -Si no me ve que me voy no llorará. Cuando hacemos esto, eventualmente el bebé se dará cuenta de nuestra ausencia y lo que lograremos es establecer una relación de desconfianza. Ahora el bebé sabrá que no puede quitar los ojos de mamá ni un segundo porque sin tener claro cuándo ni cómo ella desaparece, mantiene al bebé en un estado de alerta constante muy poco favorable para el desarrollo.
Cuando van a dejar a su bebé a cargo de alguien más, tómense el tiempo adecuado para despedirse de su hijo, asegurándose que la persona que se queda a su cuidado entienda también las implicaciones de esta etapa y que será necesario contener amorosamente al pequeño mientras logra la transición. Comprender que esto es una fase que pasará y que es muy natural en el desarrollo, usualmente es suficiente para que los padres hagan caso a su sabiduría interior para atender de la mejor manera las necesidades transitorias de esta etapa.
Comments